Después de la gozosa resurrección del Hábil, podemos imaginar que Santo Pedro circularía con una mezcla intensa de emociones en su interior. Por un flanco, el Gozada indescriptible de retornar a tener a su Señor cercano a ellos posteriormente de haberlo visto sufrir lo indecible desde Getsemaní hasta el Gólgota; por el otro, el remordimiento